La construcción del garaje (1917)

La necesidad de un nuevo acceso

El proyecto realizado por el arquitecto Ricardo de Bastida en la finca de Munoa en 1916 no se limitó a la reforma del palacio, sino que también atendió a otros elementos complementarios que completaban su condición de gran mansión burguesa. Estos afectaron a tres cuestiones: el jardín, la explotación agrícola y los accesos al palacio.

En lo referente a los accesos (dentro de los que hemos de incluir el garaje que aquí presentamos), la preocupación de Bastida giró en torno a tres aspectos: la respuesta a nuevas demandas, la mejora de las dotaciones y la dignificación arquitectónica. La finca en su origen tenía un único acceso por Burtzeña, junto a la actual carretera de Bilbao a Santurtzi, a través del que accedían los carruajes de caballos, pero la irrupción del automóvil en Bizkaia a comienzos del siglo XX determinó que los comitentes pidieran a Ricardo de Bastida la construcción de un edificio específico para este medio de transporte en el que estuvieran presentes la vivienda del chófer y mecánico, el taller de reparación y el garaje para guardar los automóviles. La obra se llevó a cabo en 1917.

Para su disposición se eligió la zona alta de la finca, por su disposición favorable junto a la carretera Bilbao a Santander. El coste de las obras de este edificio ascendió a 47.945,76 pesetas.

La construcción del garaje conllevó la necesidad de erigir una nueva portada de acceso que a la vez servía para dotar al palacio con un acceso complementario al principal. Debido a ello se decidió construir también un pequeño edificio de portería.

Para 1917, terminadas todas las obras, la finca disponía de dos entradas, la mencionada de la carretera Bilbao a Santurtzi que era la principal, y el acceso secundario para los coches junto al cual se construyó el garaje y la portería.

El primer acceso mantuvo su condición preferente hasta la segregación de la finca en 1975 (debido a la construcción de un nuevo ramal de la carretera Bilbao a Santurtzi) que propició su desuso convirtiendo al hasta entonces acceso secundario (el que nos ocupa) en el principal.

Años después se abrió un nuevo acceso por la calle Llano al quedar la “entrada del garaje” inutilizada para coches cuando en la década de los 90 se realizaron obras de adaptación en la carretera Bilbao a Santander a causa de la construcción de la autovía del Cantábrico.

La construcción del garaje y la portería (desaparecida)

Como señalábamos, el objetivo principal era construir el garaje/taller y vivienda señalados en la que el arquitecto, al igual que en la portería, aplicó un lenguaje enfático y monumental a imagen y semejanza del edificio principal. El costo fue de 47.945,76 pesetas y los contratistas encargados de la realización de las obras: Domingo Castañares de la cantería, Raimundo Zuñiga de la albañilería, José Álvarez de la pintura, Gerónimo Lasa de la carpintería, Eduardo Sáenz del hormigón armado y la empresa Delclaux de los vidrios. Este edificio ha llegado hasta nosotros y es el objeto de esta propuesta.

Paralelamente, como también hemos dejado constancia, el acceso principal se dotó también de una portería que buscaba resolver el déficit funcional que tenía la residencia en cuanto a la atención de su vigilancia. Para este pequeño edificio utilizó la misma imagen y estilo que el palacio y todo ello supuso un desembolso de 20.837,87 pesetas. Desgraciadamente este edificio desapareció hace unos años.

Proyecto de pabellón de portería

Con ambos edificios se buscaba transmitir a los visitantes la idea de una gran mansión burguesa que, para 1917, quedaba completada por el palacio, la portería, el garaje y el jardín.

Diseño, distribución y uso tradicional

Diseño arquitectónico

Para el garaje, Ricardo de Bastida decidió seguir el patrón ecléctico del palacio aunque los planos originales sufrieron diversos cambios, especialmente en la estructura de sustentación y en el interior, durante la propia obra. La influencia francesa se percibe en la cubierta amansardada con las características embocaduras de zinc en los huecos y el rojo carreta para los paramentos.

En el buque del edificio utilizó los recursos eclécticos del edificio principal: pilastras acanaladas de imitación a piedra de sillería y recercos de huecos articulados con molduras mixtilíneas, que cuentan con una ménsula central.

La pizarra propia de la cubierta francesa en la actualidad se encuentra sustituida en la actualidad por tela asfáltica. Esta modificación vino forzada para resolver el problema de humedad motivado por un mal mantenimiento de la cubierta de pizarra. En la actualidad, como ocurre en el palacio, esta solución ha provocado daños en el edificio, degradando el tejado y poniendo la estructura del edificio en riesgo.

Para el armazón del edificio utilizó una solución mixta, gruesos muros de carga y forjado de hormigón armado visto para el único piso con el que cuenta la vivienda.  La utilización del hormigón armado fue imprescindible para así contar con un espacio diáfano que facilitase tanto los giros de los coches como su reparación. El proyecto inicial no lo concibió con armazón de hormigón armado sino de madera, como se evidencia en el plano de la planta baja que cuenta con un pilar de madera.

Distribución y uso tradicional del edificio

El edificio lo denominó garaje pero en realidad fue un edificio mixto porque también cumplió la función de vivienda del chófer y mecánico. De esta manera, articuló un edificio con dos plantas, la baja pensada para el coche y el taller, y la primera para la vivienda. También le adosó en la fachada lateral derecha una tejavana con fuente para la limpieza de los carruajes. La tejavana hoy ya no se conserva y únicamente resta la fuente.

Como decíamos anteriormente, los planos que conservamos no coinciden con lo que vemos hoy en día porque Bastida decidió alterar la distribución nada más comenzar la obra, eliminando una galería previa que unía las estancias y añadiendo más habitaciones.

Finalmente, el edificio quedó distribuido tal y como lo vemos hoy en día.

Planta baja: Ordenada en tres ámbitos con hall de acceso principal que da paso de frente a la escalera y a través de dos puertas laterales al taller y almacén para un coche (izquierda), y a garaje para dos coches (derecha). El taller también se utilizó para hacer pequeñas reparaciones en las edificaciones de la finca y, actualmente, el garaje almacena numerosos muebles procedentes de los desaparecidos chalets de Bilbao y Getxo.

La escalera principal es de madera de castaño y responde a un vistoso diseño de modernismo vienés de cuidada factura. Lo vienés se revela en el diseño del barandal, cabezal y balaustres con formas rectilíneas y ligeras incisiones.

Planta alta:  El piso primero se reservó para una vivienda que tenía el acceso desde el hall a través de la escalera principal. Su distribución actual no es la que pensó inicialmente, modificándose en obra por la definitivamente adoptada. La primera propuesta la concibió con una gran galería que organizaba la distribución, dando paso a la izquierda a dos dormitorios y una sala, y a la derecha a un dormitorio, retrete y cocina-comedor.

La obra ejecutada finalmente -que es la que vemos hoy en día- se articula en función de un hall central que da paso a dos ámbitos: a la izquierda con cocina, retrete y dos dormitorios (en los últimos años uno de los dormitorios se convirtió en recocina) y a la derecha con la sala y dos dormitorios (en los últimos años uno de los dos dormitorios se convirtió en salita). Con esta disposición conseguía un dormitorio más, necesidad que con toda seguridad vino forzada por el elevado número de hijos que las familias tenían en esta época. Las habitaciones como se destinaron al servicio no cuentan con ninguna ornamentación.

 

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